Durante los últimos días de enero y primeros de febrero de 2020, la Luna y Venus han estado visibles en el mismo momento y en el mismo campo de visión en los atardeceres. En concreto, desde el primer día del ciclo lunar, esto es, desde el 25 de enero, hasta su día 16 (un día después de Luna llena), estos dos astros del Sistema Solar han permanecido visibles en el mismo momento y campo.
Desde el 25 de enero hasta el 28 del mismo mes, ambos astros fueron aproximándose; en concreto, el día 28, día de su máxima aproximación, estaban muy próximos en el cielo. A partir de ahí, se fueron alejando día tras día.
Aprovechando tal evento, el día 29 de enero me subí al terrado de mi vivienda en Cornellà de Llobregat, para hacer fotos de esta aproximación. Para ello utilicé la Canon EOS 70D y los objetivos Canon 15-85 y 70-300.
En la imagen anterior podemos ver a la Luna y a Venus bastante próximos en el cielo. Venus es ese puntito que se ve por debajo y hacia la derecha de la Luna. Ya no estaban tan próximos como el día anterior, pero sí bastante.
Las dos imágenes siguientes son también de esta aproximación de nuestro satélite y nuestro planeta vecino.


Aumenté la focal del 15-85 para hacer una última fotografía de la aproximación de los dos astros.

El día 29 de enero, la Luna estaba creciente en su cuarto día, con un 16% de iluminación. En estos días tempranos de la Luna, la zona oscura (de noche) de nuestro satélite, aparece iluminada con una luz muy tenue, la llamada luz cenicienta. Esta iluminación es debida a la Tierra: la luz del Sol que incide en nuestro planeta, es reflejada e ilumina tenuemente la Luna, la zona no iluminada directamente por el Sol, de la misma manera que la luz de la Luna (la luz del Sol reflejada en la Luna), nos ilumina tenuemente por la noche.
En la fotografía anterior puede verse esta luz cenicienta de la Luna. Pero ésta se ve mucho mejor en la imagen siguiente, realizada en este caso con el 70-300.

Con el 70-300 hice una más, la imagen siguiente, la Luna creciente en su cuarto día del ciclo.

Aunque con telescopio podemos observar unos cuantos cráteres, con el teleobjetivo también es posible observar algunos. En la imagen siguiente, que es la misma que la anterior, he indicado los más importantes, así como el Mare Crisium y parte del Fecunditatis, los únicos mare que se ven con cuatro días.
