En el cielo de invierno del hemisferio norte (en el de verano del sur), hay dos famosos asterismos que nos permiten encontrar diversas constelaciones de esta estación, el Hexágono de invierno y el Triángulo de invierno.
El Hexágono de invierno es un enorme asterismo formado por las seis estrellas más brillantes de seis constelaciones invernales, dispuestas cada una en los vértices de un hexágono imaginario. Estas estrellas son: Aldebarán (α Tau) de Tauro, Capella (α Aur) de la Auriga, Pollux (β Gem) de Géminis, Proción (α CMi) del Can Menor, Sirio (α CMa) del Can Menor y Rigel (β Ori) de Orión, quedando Betelgeuse (α Ori), también de Orión, no en el centro pero sí más o menos en el centro del hexágono.
La imagen de la izquierda, y todas las de este artículo, están realizadas desde Querol con una cámara Canon EOS 70D y un objetivo Canon 15-85 y fueron tomadas los días 8 de diciembre de 2018 y 7 y 12 de enero de 2019. Esta primera imagen, que es un mosaico de dos fotografías por la enormidad del Hexágono de invierno, es de este asterismo.
Las seis estrellas son muy brillantes y, por tanto, son visibles desde cualquier cielo, oscuro o urbano, por lo que permite encontrar fácilmente las seis constelaciones a las que pertenecen.
Si en verano tenemos en el cielo el Triángulo de verano, y en primavera el Triángulo de primavera, en invierno tenemos el Triángulo de invierno. Este asterismo está formado por tres estrellas de tres constelaciones diferentes que se sitúan en los vértices de un triángulo imaginario, y que son: Proción, Sirio y Betelgeuse.
En la imagen siguiente puede verse este otro asterismo de invierno.

Además de que con este asterismo localizamos Orión y los dos Canes, podemos localizar también la no pequeña, pero sí escurridiza, constelación del Unicornio, ya que queda gran parte de ella dentro del triángulo.
El cielo invernal tiene unas cuantas constelaciones, pero si hay alguna que lo caracteriza es la constelación de Orión, la cual nos permite encontrar diversas constelaciones. La imagen siguiente es de Orión, donde he señalado las estrellas más brillantes, las cuales son observables desde cualquier cielo, urbano incluido.

Las estrellas Rigel, Bellatrix (γ Ori), Meissa (λ Ori), Betelgeuse y Saiph (κ Ori), junto con las tres estrellas que forman el Cinturón de Orión, las famosas y características por su alineación, Tres Marías, Alnitak (ζ Ori), Alnilam (ε Ori) y Mintaka (δ Ori), son perfectamente visibles y reconocibles, especialmente por su forma de cafetera (al menos es lo que a mi me recuerda) que tiene esta constelación. También es fácilmente reconocible la Espada de Orión, la cual no está formada por estrellas individuales, sino por unas nebulosas (M43, la nebulosa de Mairan, M42, que junto con M43 forman la Gran nebulosa de Orión y la nebulosa del Hombre corriendo) y por unos cúmulos abiertos (NGC 1980 y NGC 1981).
Orión se encuentra rodeada por una serie de constelaciones invernales, por lo que a partir de ella podemos encontrar fácilmente estas constelaciones que están a su alrededor, y que son: Tauro y la Auriga, Géminis, el Can Menor, el Unicornio, el Can Mayor, la Liebre y Eridano. Estas constelaciones pueden verse en la siguiente imagen, aunque el Can Mayor, que quedaría por debajo de la Liebre y el Unicornio, no se ve.

Además, diversas estrellas de Orión nos permiten encontrar diferentes constelaciones. Así, la prolongación de la línea que une Bellatrix y Betelgeuse nos lleva a la estrella Gomeisa (β CMi) que, junto con Proción, forman la pequeña constelación del Can Menor, como puede verse en la imagen siguiente.

Si unimos Mintaka y Betelgeuse con una línea y la prolongamos, ésta nos lleva hasta Castor (α Gem), la segunda estrella más brillante de la constelación de Géminis, tal como vemos en la imagen siguiente.

Y Géminis nos lleva a Cáncer y a otras constelaciones vistas en el artículo Desde la Osa Mayor.
Finalmente, las estrellas del Cinturón de Orión también nos llevan a diferentes constelaciones en ambos sentidos. En sentido sur (Mintaka-Alnitak), nos lleva a Sirio, la estrella no solo más brillante del Can Mayor, sino de todo el firmamento, como se puede ver en la imagen siguiente.

A partir del Can Mayor podemos encontrar Puppis y Columba, aunque en mis latitudes (41º N), quedan un poco bajas.
En sentido norte (Alnitak-Mintaka), el cinturón de Orión nos lleva a Aldebarán, el ojo del toro, la estrella más brillante de la constelación del Tauro, tal como muestra la imagen siguiente.

Tauro nos lleva directamente a la Auriga, ya que, la estrella Elnath (β Tau), la segunda estrella más brillante del Tauro, enlaza directamente con esta constelación. Además, una vez localizado Tauro, es fácil encontrar el precioso cúmulo abierto de las Pléyades (M45), visible a simple vista desde cualquier cielo.
A partir de Tauro localizamos fácilmente Perseo y otras constelaciones vistas en el artículo Desde Casiopea.

Para acabar, Tauro nos lleva también a otras constelaciones. Si prolongamos la línea que une sus dos últimas (o primeras) estrellas, λ Tau – ο Tau, nos lleva directamente a la Ballena y desde ésta es fácil localizar Acuario y las demás constelaciones vistas en el artículo Desde Pegaso y el Gran Cuadrado, tal como podemos ver en las siguientes imágenes.


Un artículo muy didáctico. Me lo guardo en favoritos para volver sobre él.
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Muchas gracias Julio, me alegro que te haya gustado
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Mucho!!!
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No puedo dejar de pensar en que hubiera pasado si en febrero de 2020 se hubiera producido la supernova de Betelgeuse. La explosión simultanea con el brote de SarsCov2 hubiera producido fenómenos sociales muy interesantes.
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Pues no lo había pensado, pero seguro que hubiera habido mucha paranoia, especialmente entre los que ven mal augurio en todo
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